Libro blanco de la profesión docente y su entorno escolar
Un Libro Blanco es un documento
publicado por el Gobierno con el fin de presentar un conjunto de informaciones
y propuestas seleccionadas, sintetizadas y ordenadas con rigor, que sirvan para
iniciar un debate y ayudar a quienes deben tomar decisiones sobre un tema.
Este libro, ‘Libro blanco de la
profesión docente y su entorno escolar’, elaborado en 2015 por José Antonio
Marina, Carmen Pellicer y Jesús Manso recoge un total de 20 propuestas para
garantizar un sistema educativo exitoso.
La propuesta que más interesante
me ha parecido es la primera. En la sociedad actual necesitamos una escuela con
competencias más complejas y cambiantes, lo que exige convertir la docencia no
universitaria en una profesión de alto nivel científico, técnico y ético. La
escuela ha de cambiar su calidad actual ya que la educación española tiene
graves deficiencias como: la tasa de abandono escolar tan alta; estamos
estancados en las evaluaciones internacionales; no tenemos una FP prestigiosa; tenemos
una enseñanza bilingüe precaria y hay gran desconexión entre la escuela y el
mundo laboral. Además, la escuela ha de acomodarse a un mundo acelerado y
participar en una sociedad en permanente mutación. Cada vez el mundo laboral es
más exigente por lo que se debe favorecer la orientación profesional debe tener
más importancia. Por otro lado, la escuela debe ser consciente de su
responsabilidad ética, concebir la educación como fuente de dignidad y de
equidad y fomentar las virtudes intelectuales, afectivas y éticas necesarias
para una vida buena y una justa convivencia.
El objetivo de la escuela es
conseguir el éxito educativo de todos los alumnos fomentando su talento. Para
ello la calidad docente es esencial, estudios recalcan que si el sistema
escolar en conjunto y la contratación del profesorado pudieran modificarse de
alguna manera con el fin de asegurar que los alumnos de bajos ingresos contaran
siempre con buenos profesores, la distancia entre los alumnos podría
desaparecer completamente. Además, los estudios también remarcan que los
estudiantes asignados a docentes con alto desempeño lograrán avances tres veces
más rápidos que los alumnos con docentes con bajo desempeño.
Se advierte así la necesidad de
una formación permanente del profesorado. Los docentes han de tener las mismas
competencias que han tenido siempre: conocimiento de su asignatura y del
desarrollo intelectual de sus alumnos, comprensión, capacidad de comunicación,
entusiasmo, habilidades sociales y emocionales, compromiso ético, pero ahora
hay otras competencias más pedagógicas que también son imprescindibles.
Finalmente, el centro es el gran
agente educador, y su eficiencia se basa en la calidad del profesorado de la
que hablaba antes, en la calidad de los equipos de dirección y de su capacidad
de liderazgo educativo y en el trabajo en equipo de los docentes con el resto del
claustro y con las familias.
¡Muchas gracias por leerme!
María.
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